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Un momento que siempre termina llegando ….. el de colgar el casco como piloto..

En cualquier caso, a todos los que amamos los deportes del Motor, especialmente para los que nuestra meta inicial siempre fue aprender a pilotar, paso a paso, categoría tras categoría pero poniendo de nuestra parte, toda la ilusión y la personal capacidad para llegar a alcanzar el máximo posible, siempre dispuestos y en cada entrenamiento, sesión de pruebas o carrera a “mejorar” un poco más, añadiendo conocimientos, experiencias y también sinsabores y errores que sumar, porque de todo se aprende llega el momento en que decidimos poner fin a esa inolvidable etapa como piloto-amateur.

Siempre atentos y escuchando a esas personas, a esos “maestros”, con décadas de conocimientos atesorados en algo que ellos también aman en su faceta “ingenieros” “jefes de Equipo” , mecánicos … todas las personas y componentes de nuestros equipos, que tuvimos el honor y la suerte de tener a nuestro lados, todas esas personas y amigos que tuvimos en cada momento y etapa, siempre “empujándonos” para ser mejores en esa exigente y apasionante disciplina como es el Mundo del Automovilismo de Competición, ayudándonos en los momentos duros y arropándonos en cada victoria o buen resultado del que ellos eran una parte importante y fundamental de cada gran momento.

A lo largo de esas intensas casi tres décadas que he permanecido como piloto-amateur en activo, no hubiesen sido posible sin tener a todos ellos viviendo conmigo, codo con codo, recibiendo por su parte lo más valioso, sus consejos, pero también sus indispensables críticas en esos días malos que siempre se tienen y sus reconfortantes palabras en la llegada, cuando las cosas salían bien.

No obstante recuerdo claramente que la alegría solo llegaba tras cruzar la bandera en cuadros….., hasta este ansiado momento, especialmente cuando todo había salido bien o en las ocasiones en que iba en cabeza de la prueba, las últimas vueltas eran para mi las más “largas” y que generaban más tensión, ya que a pesar de contar con una ventaja suficiente sobre el siguiente clasificado para lograr esa victoria o posición, cualquier mínimo problema mecánico o de pilotaje, podía de improviso y malograr un fin de semana perfecto, pero la carreras son así, y solo tras cruzar la bandera a cuadros, era capaz de saborear el momento.

El apasionante deporte del Automovilismo, combina muchas facetas, esfuerzo, dedicación, llevar ese gen en la sangre que nos lleva a asumir todos los riesgos (calculados) de un deporte exigente, pero que nos recompensa con el placer de “volar bajo”, medirnos con infinidad de otros pilotos como nosotros y con ello, además de poder medir nuestra capacidad y “nivel”, aprovechar cada vuelta o kilómetro en corregir nuestras carencias, debilidades y defectos para tratar de avanzar en competitividad y logran tiempos y posiciones que nos compensan por todo ese esfuerzo ….., en otras ocasiones, ese deseo nos llevo inevitablemente a cometer errores, pero que que tras analizarlos mentalmente y comprendiendo el porqué del error cometido, Inevitablemente se convertían en una jornada de frustración “muy dura” anímica y económicamente, pero este deporte es así…..

…. pero esta es solo la cara amarga de una calurosa sesión de entrenamientos que queda olvidada rápidamente al cabo de unas duras horas analizando el “porqué” de nuevo sentía el deseo y la necesidad de enmendar aquellos errores, cuando en otra jornada menos aciaga el incesante trabajo de Equipo y también esa pizca de suerte que siempre se necesita para que todo salga perfecto, sentir la satisfacción de las victorias, que siempre vienen propiciadas por el trabajo en Equipo, una de las facetas más gratificantes de este deporte, donde uno mismo solo aporta una pequeña parte del éxito pero sintiendo las enorme satisfacción de haber correspondido al trabajo aportado por ese grupo de personas y amigos que formaba el Equipo.

En esta ocasión, pilotando un Tecno-Rotax, conseguimos vencer en las tres mangas disputadas, secundado además por mi amigo Javier Fernández que se clasificaba en segunda posición, en un doblete maravilloso para el Equipo DKT

Bueno mientras mis cascos descansan en el estante y yo me siento satisfecho por el conjunto de imborrables momentos que retengo en mi mente y que me hicieron cumplir mi mayor sueño ….. pilotar en circuito especialmente y algunos esporádicos rallys, os seguiré contando como es este apasionante Mundo desde dentro.

Para la mayoría de ex pilotos, dejar la competición no significa abandonar totalmente lo que se siente por ella, ni por algunos de los vehículos que hemos pilotado a lo largo de esta etapa.

En mi caso, los que más satisfacciones, alegrías y también trabajo atesoran en sus chasis y motores y que para mí, siguen siendo una importante parte de la historia conjunta coche-piloto, siguen guardados en mi garaje. Suponen demasiado para mi, como para desprenderme de la Historia, momentos y experiencias vividas sobre ellos.

Son pocos pero para mi ejemplares especiales que siento ligados a mi paso por este deporte, y en la especialidad de los Rally junto a Angie Galiano, mi valiente y fiel copiloto, como es el caso del primero, un Renault 5 Alpine Turbo de Gr.1 que adquirimos en 1983 y sigue guardado por simple cariño.

El Alpine Turbo, fue un coche divertido y rápido (en aquella década) con 0,7 bares que daban unos 115 cv para solo 800 kg de peso

Después del Renault, y siempre junto a Angie, corrimos con un Porsche 964 C4 y después sobre el 964 RS, logrando una victoria con el C4 y una tercera posición en el Rallye d’Hivern con el eficaz RS

Pero habiendo empezado en el karting, mi medio natural y donde más adaptado estaba, era a correr en pista…, junto y contra otros, así que solo disputamos una serie de rallyes para correr junto a Angie y regresé a los Circuitos.

De esa última etapa que se prolongo desde el 2003 sobre aquel Carrera 4 hasta el año 2012, sigo conservando los dos mejores coches que piloté y sobre los que más trabajo de Equipo pusimos en ellos. Al destruido en unos entrenamiento libres Carrera 4, le substituyo un deseado 964 RS que fue mi coche fetiche, antes de empezar la etapa de los Clásicos con otro de los coches que conservo junto al antes mencionado RS Cup, y decidí entrar en el exigente mundo de los Clásicos con un coche que siempre me había impresionado, un 911 3.0 RSR de Gr.4 con el que puse fin a mi actividad como piloto.

Con ambos RS recuperando sensaciones en las Sesiones de Entrenamientos Racing que organiza regularmente Ian Planas en el Circuit de Catalunya……, todo un placer oír a ambos Flat-6 atmosféricos subir de vueltas hasta las 6.500 rpm el 964 Cup y unas prudentes 7.500 (aunque puede llegar hasta las 8.500 rpm) el 3.0 RSR de 1974

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En la actualidad, para mi siempre es un placer “sacar” y volver a sentir las sensaciones, tanto del Porsche 964 RS-Cup de 1992, como del maravilloso Porsche 911 3.0 RSR Gr.4 que atesora un palmarés (Carlos Rodrígues) de 4 Campeonatos de Portugal de Velocidad.

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